Esto es una apuesta todo a una.
Los momentos previos a perderlo todo o no ganar nada.
Porque hasta el premio gordo consiste en soportarte a ti misma.
Y esa apuesta no sabes si la ganarás algún día.
Lo nuestro es el caballo perdedor. La bestia que devora a la mínima de cambio y no parará hasta arrancar la vida de su terreno. El último piso de un rascacielos y el sótano de una casa abandonada, es decir, sitios en los que nadie querría entrar ya sea por vértigo o por claustrofobia. Nadie que no los haya explorado antes, claro está. Porque lo que la gente no entiende es que el amor negro va sujeto a quien lo siente, sino a la situación.
Y no importa cuántas veces te lo repitan, ni cuantas veces cometas el error, la oscuridad va pegada a más sitios que nuestra sombra, y te puedes guardar tus consejos y tus advertencias, que yo decido saltar. Y no te confundas, no es suicidio si ya estabas muerto por dentro.
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